En zapaterías y
marroquinerías de la Ciudad
Las bolsas biodegradables ya tienen plazo
Finalmente, la
norma impulsada por el gobierno porteño para reemplazar a las bolsas
plásticas por otras de material biodegradable, cumplirá su
propósito recién en el 2014. Hay polémica por su verdadera
influencia en el medio ambiente.
El gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires viene impulsando desde el 2009 la
reglamentación de la ley 3147, que prevé una concertación de
políticas con el sector del calzado y la marroquinería -entre otros
rubros comerciales- con el fin de incentivar la manufacturación de
bolsas y sobres sustentables para el medio ambiente que entreguen a
los consumidores finales con motivo de cada venta. Se trata del "Plan de Reducción de Bolsas y de Sustitución de Sobres No Biodegradables", cuya instrumentación se estimaba para
principios de agosto, aunque finalmente los sectores emplazados en la
normativa tendrán tiempo hasta el 2014.
Para
cumplir su propósito, es necesaria la reconversión de las
industrias del plástico involucradas en la producción actual
de bolsas de polietileno y polipropileno hacia la producción de
bolsas confeccionadas utilizando plásticos biodegradables (es decir,
elaboradas a partir de la materia prima proveniente de residuos
orgánicos naturales). Deben
reemplazarlas por, al menos, 80 por ciento de papel reciclado, papel
certificado o derivado de la caña de azúcar.
Cabe señalar
que, actualmente, no existe en Argentina una industria de bolsas
plásticas biodegradables fabricadas con materia prima local con
capacidad suficiente como para abastecer a la totalidad del mercado
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (estimado en más de mil
millones de bolsas plásticas no biodegradables utilizadas por año),
razón por la cual en ciertos casos no resulta posible, en esta
instancia, determinar un cronograma de reemplazo a muy corto plazo de
todas las bolsas no biodegradables que se entregan en la ciudad.
Por eso los comercios en cuestión deberán reemplazarlas con un
margen de tiempo más flexible. Para el 1 de enero del 2013, deben
ser sustituidas el 25 por ciento de las bolsas no biodegradables. Un
año después, ese porcentaje debe aumentar al 50 por ciento del
stock. Y finalmente, la fecha en la que no se podrán repartir más
bolsas no biodegradables se impuso para el 7 de octubre de 2014.
Los plazos
-El 9 de octubre
comenzará a implementarse en super e hipermercados.
-En los comercios
en general se efectivizará en el 2013 (* porcentajes de reemplazo de
bolsas biodegradables por fecha)
*1 de enero de
2013 (25 por ciento)
*1 de enero de
2014 (50 por ciento)
*7 de octubre de
2014 (100 por ciento)
Sobres no biodegradables: su
reemplazo será obligatorio desde que se publique su resolución
Fuentes:
Diario La Nación.
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Polémica alrededor de su utilidad
Según la Agencia de Protección Ambiental -autoridad de aplicación de la ley-, ya
existen mecanismos de certificación para controlar, entre otros
factores, que su producción no promueva la deforestación de bosques
nativos. De hecho, promoverán campañas de concientización
medioambiental para los consumidores en cada comercio que se acate a
la nueva norma.
No obstante, según expertos de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) -Gobierno de la Provincia de Buenos Aires-, el proceso de fabricación del material
biodegradable es mucho más contaminante que el anterior y, si bien
estas nuevas bolsas generan un 95 por ciento menos de emisiones de
dióxido de carbono que las fabricadas con derivados del petróleo,
hay que tener en cuenta que su materia prima son vegetales cultivados
destinados a la producción de alimentos, algo que no solo produce un
costo ecológico, sino que también, como sucede con los
biocombustibles provenientes de cultivos energéticos (soja, maíz,
etcétera), la demanda por su consumo masivo puede generar una nueva
competencia por el suelo. Esto resulta peligroso ya que podría
afectar la oferta y los precios, con su consecuente impacto en la
industria alimenticia y en el acceso a los alimentos para el público
en general.
Por otro lado, presentar a las bolsas biodegradables como una solución al problema promueve continuar con el consumo irresponsable de las mismas. El uso y descarte de las bolsas de plástico es parte de un problema mucho mayor que necesita ser solucionado previamente, antes de que la biodegradabilidad de las bolsas juegue un papel realmente útil y positivo.
Según constata la ONG Greenpeace, “en Argentina los residuos sólidos urbanos son confinados en rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto. En este contexto, la prohibición de las bolsas de plástico comunes y la promoción y exigencia de bolsas biodegradables no tiene ningún sentido”. Asimismo agrega que “mientras no se avance en programas de separación domiciliaria de residuos, recolección diferenciada, reciclado y compostaje, la solución de las bolsas biodegradables es poner un sello 'verde' a algo que no lo es”.
Lo cierto es que existe una ausencia de políticas y programas de reciclado y recuperación de materiales, que no presentan ventajas ambientales si son dispuestas en rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto. La utilización de bolsas biodegradables sirve para contener la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, con el fin de destinarla al compostado, por ejemplo, tal como lo establece la incumplida Ley de Basura Cero de la Ciudad de Buenos Aires.
De manera que, mientras no se avance en la separación domiciliaria de residuos, las bolsas biodegradables terminarán junto con el resto de los deshechos en rellenos o basurales donde la degradabilidad pierde todo sentido ya que los rellenos están pensados como depósitos de basura y, debido a las condiciones de los mismos, los procesos de degradación ocurren mucho más lentamente.
Por otro lado, presentar a las bolsas biodegradables como una solución al problema promueve continuar con el consumo irresponsable de las mismas. El uso y descarte de las bolsas de plástico es parte de un problema mucho mayor que necesita ser solucionado previamente, antes de que la biodegradabilidad de las bolsas juegue un papel realmente útil y positivo.
Según constata la ONG Greenpeace, “en Argentina los residuos sólidos urbanos son confinados en rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto. En este contexto, la prohibición de las bolsas de plástico comunes y la promoción y exigencia de bolsas biodegradables no tiene ningún sentido”. Asimismo agrega que “mientras no se avance en programas de separación domiciliaria de residuos, recolección diferenciada, reciclado y compostaje, la solución de las bolsas biodegradables es poner un sello 'verde' a algo que no lo es”.
Lo cierto es que existe una ausencia de políticas y programas de reciclado y recuperación de materiales, que no presentan ventajas ambientales si son dispuestas en rellenos sanitarios o basurales a cielo abierto. La utilización de bolsas biodegradables sirve para contener la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, con el fin de destinarla al compostado, por ejemplo, tal como lo establece la incumplida Ley de Basura Cero de la Ciudad de Buenos Aires.
De manera que, mientras no se avance en la separación domiciliaria de residuos, las bolsas biodegradables terminarán junto con el resto de los deshechos en rellenos o basurales donde la degradabilidad pierde todo sentido ya que los rellenos están pensados como depósitos de basura y, debido a las condiciones de los mismos, los procesos de degradación ocurren mucho más lentamente.
Por Matías De Rose.
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