[Artículo publicado en el diario El Clarín, de Chile, con algunas ligeras correcciones de Haz tu voto volar, rectificadas por el autor]
Tras su aprobación en el Senado
Tratamiento sobre el voto extranjero
genera disidencias
Desde Buenos
Aires, analizamos en detalle las complejidades de la ley de reforma
constitucional que otorga el derecho a los chilenos en el exterior a
participar de elecciones presidenciales y plebiscitos. Tras el
despacho de la comisión del Senado, las voces de distintos
especialistas se suman a las de agrupaciones como Haz
tu voto volar, Chilenos
exiliados por la educación y Por
el voto chileno desde el extranjero.
¿Cómo continúa el tratamiento legislativo?
En el Obelisco (Buenos Aires). Son 54.000 los chilenos residiendo en la capital argentina. |
Por
Matías De Rose
Desde
Buenos Aires
El pasado 11 de
septiembre, día del aniversario número 40 del Golpe de Estado que
derrocó al gobierno de Salvador Allende, el Senado de la República de Chile aprobó el proyecto de reforma constitucional que regula el
ejercicio del sufragio de los ciudadanos que se encuentren en el
extranjero. Pese al dictamen de la sala,
miles de chilenos alrededor del
mundo siguen expresando su malestar debido
a que el texto no
incorpora la elección de parlamentarios, municipales y consejeros
regionales. Los exponentes más cercanos son los que se organizan y
construyen su ciudadanía en la Argentina, el país donde habita la
mayor población de chilenos fuera de Chile. En
Buenos Aires, agrupaciones de exiliados políticos y asambleas
estudiantiles ponen bajo la luz del cielo porteño sus inquietudes, a
días de las nuevas elecciones presidenciales.
Son aproximadamente 800.000, según
datos del Censo de 2002, los chilenos que viven o están
temporalmente fuera del país como ejecutivos, estudiantes o
trabajadores. Un 13% está compuesto de exiliados por razones
políticas, mientras que el 70% restante emigró por cuestiones
económicas o familiares. De acuerdo al Censo de 2010 en Argentina,
hay 191.147 chilenos residiendo en su país. La Provincia y la Ciudad
de Buenos Aires son los territorios en donde se refleja un mayor
número de concentración, con 56.521 residentes. “En términos
generales -infiere el cónsul adjunto de Chile en Buenos Aires, Luis
Enrique Martín-, estas cifras muestran una disminución de la
emigración chilena en Argentina. Luego de alcanzar su nivel más
alto en 1991, está paulatinamente disminuyendo: en 2001, se
registraron 212.429 chilenos en Argentina; los actuales 191.147
representan una caída superior al 10%”.
Según informa
Pía Argagnon Ocampo, socióloga de la Universidad de Chile e
investigadora del documental Al otro lado de la cordillera, entre el 2006
y el 2012 solicitaron residencia en el país vecino 38.000 personas.
Esto no implica una autorización para emigrar (o inmigrar), sino
para obtener residencia en Argentina. Las estadísticas están para
quienes inician el trámite, quienes reciben residencia temporaria y
quienes obtienen residencia definitiva.
La votación por el voto
El propio gobierno de la Alianza, en
el 2011, había reinstalado una discusión histórica en la agenda política por una reforma constitucional, aunque la discusión central fue por una ley orgánica regulatoria. Presentaron, por entonces, un
proyecto de ley que permitía el voto de los chilenos en el exterior
exigiendo un vínculo y estableciendo como requisito la
inscripción en los consulados respectivos. Al no conseguir acuerdo
dentro del propio oficialismo -tampoco dentro de la Concertación, que lo consideró un proyecto discriminatorio-,
la propuesta se “cajoneó”, como se diría en el ágora porteña.
La discusión fue repuesta por los senadores DC Soledad Alvear y
Patricio Walker y la senadora socialista Isabel Allende, quienes presentaron una nueva reforma constitucional en junio pasado que
comenzó a ser analizada.
En primera
instancia, la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado había autorizado la propuesta y la giró a la
sala del Senado, donde finalmente fue aprobada por 26 votos a favor, 9 en contra y ninguna abstención. El proyecto volvió, pese a su
aprobación, a hacer el mismo recorrido. En el segundo trámite, la Comisión de Constitución y Legislación del Senado rechazó las indicaciones planteadas por la UDI y despachó el preyecto a la Sala de la Cámara Alta para determinar la modalidad en que se hará
efectiva esta iniciativa (ver
recuadro: “Propuesta de voto electrónico”). Para que la medida finalmente sea implementada no basta con una reforma constitucional, ya que aunque sea aprobada, el Presidente de la Nación deberá enviar una ley orgánica que imponga un marco regulatorio.
La medida, además, sólo contempla las
elecciones presidenciales y plebiscitos nacionales. Para los comicios
parlamentarios, municipales y de consejeros regionales restará un
arduo debate planteado en torno a la inscripción automática en el
padrón electoral y la jurisdicción del votante. Por ello es que los
senadores plantean como necesaria la tramitación de una ley orgánica
constitucional para regular la inscripción en los consulados y las
atribuciones del Servicio Electoral, además de la reforma principal
que suma un par de párrafos a la Constitución.
Sin embargo, pese
a que el dilema parece abrirse, este encuadre generó malestar y
controversia entre los organismos demandantes, quienes evidencian un
nuevo acuerdo tácito entre gobernantes y
concertacionistas (ahora “Nueva
Mayoría”). Germán Westphal,
de la agrupación Por el voto chileno
desde el extranjero, manifiesta que
de implementarse una reforma constitucional y una nueva ley orgánica
se hará “prácticamente inmodificable la restricción electoral
dados los altos quórum que requerirían una nueva reforma
constitucional y una nueva ley orgánica que hagan efectivo el
derecho a voto pleno de los ciudadanos residentes en el extranjero”.
“Esta restricción es parte de una discusión mucho más amplia ya
que supone rediscutir las nociones de pertenencia a una comunidad
política determinada”, expone Gimena Perret, antropóloga y
docente/investigadora de la Universidad de Buenos Aires. Se dedica
desde hace algunos años a cuestiones vinculadas con procesos
migratorios contemporáneos, migración chilena en Argentina, las
formas de organización migrante y derechos políticos
transnacionales.
En
la Constitución Política de Chile no se distingue entre ciudadanos
que residen dentro del país de aquellos que residen fuera. Se habla
más bien de ciudadanos. En este sentido, Perret agrega que “siendo
ciudadanos es que se puede sufragar. Es un derecho constitucional, no
atribución de uno u otro gobierno”.
Haz tu voto volar, una masiva campaña que
defiende el derecho a voto de los chilenos en el exterior, espera que
se puedan corregir dos aspectos cuando la reforma sea analizada en la
Cámara de Diputados. En una carta orgánica que responde a la
reciente resolución legislativa, expresan: “Que no se excluya en
el texto de la Constitución el derecho de los chilenos en el
extranjero a participar en elecciones parlamentarias y que no se
exija a los chilenos en el extranjero inscribirse para cada elección,
sino una sola vez o en caso de cambio de país de residencia en el
extranjero”.
El Presidente Piñera considera que
"si no hay reforma constitucional, los chilenos no tendrían
para qué inscribirse, pues estamos con inscripción automática y
por tanto nadie sabría dónde están, dónde van a votar". Sin
embargo, Westphal sostiene que “no es necesario que haya mesas
receptoras de sufragios en ningún consulado si el Servel emite y
recibe las papeletas por correspondencia a través de los consulados
o directamente a los ciudadanos residentes en el extranjero”. Es
decir, los ciudadanos en el exterior votan en la comuna en que están
automática, legal y legítimamente inscritos, tal como lo establece
la Ley Electoral vigente. Sólo hay que implementar que puedan
ejercer su voto en condición de “ausencia".
Lo que parece unívoco en la derecha
chilena es juzgar que el votante en el extranjero deba sostener un
“compromiso con Chile” para ejercer su derecho a sufragio, o como
sostuvo el senador Carlos Larraín (RN) -uno de los votos
disidentes-, en oposición a que “chilenos que no pagan impuestos
decidan por las autoridades que gobernarán el país”.
No obstante, nueve de cada diez
chilenos que están en el extranjero actualmente, según estudios
revelados por el senador Patricio Walker (DC), están trabajando,
estudiando o realizando alguna investigación y tienen un vínculo
permanente con el país. Además agregó que “el argumento de que
sólo pueden votar los chilenos que pagan impuestos es erróneo,
porque la gran mayoría son personas que tienen vínculos con Chile y
además van a ratificarlos desde el momento en que tienen que ir al
consulado profesional a expresar su voluntad de votar”.
En tanto, el senador DC Andrés
Zaldívar destacó: “siempre estimé que no era necesaria la
reforma constitucional para otorgar el derecho a voto a los chilenos
en el extranjero”. En la misma postura, el senador Eugenio Tuma
(PPD) expresó que “la Constitución no establece que para ejercer
el derecho a voto haya que estar en Chile“.
La reforma constitucional:
La reforma constitucional establece que
"los ciudadanos con derecho a sufragio que se encuentren fuera
del país, podrán sufragar desde el extranjero en las elecciones de
Presidente de la República y en los plebiscitos nacionales, por el
solo hecho de solicitarlo para cada elección o plebiscito. Dicha
solicitud se dirigirá al Servicio Electoral, pudiendo realizarse en
Chile o a través de los Consulados de Chile en el extranjero,
indicando el Consulado donde se ejercerá este derecho. Una ley
orgánica constitucional establecerá los requisitos formales que
deberá contener la mencionada solicitud y regulará la manera en que
se realizarán los procesos electorales y plebiscitarios en el
extranjero, en conformidad a lo dispuesto en los incisos 1° y 2°
del Artículo 18".
Propuesta de voto electrónico
Hasta
el momento, la única alternativa de modalidad anunciada es la que
propone el sufragio electrónico desde el país de residencia. Así
lo anunció la organización civil Voto Ciudadano, que en los próximos días
presentará la propuesta. Estas elecciones virtuales estarán
asesoradas técnicamente por Inrria
Chile, una corporación
chilena/francesa que se dedica a la investigación de herramientas
tecnológicas. A esto se suman las coordinaciones que mantienen con
Haz tu voto volar,
quienes sostuvieron una serie de movilizaciones a nivel mundial para
demostrar la importancia de este derecho.
Entre el 10 y el 17 de noviembre, en
paralelo a las elecciones presidenciales y parlamentarias, se
realizará una votación electrónica simbólica en la que todos los
chilenos que viven en el extranjero podrán manifestar su preferencia
por uno de los nueve candidatos presidenciales. La iniciativa fue
presentada este sábado por Voto Ciudadano, las fundaciones Inria
Chile y Democracia y Desarrollo, la comunidad El Quinto Poder, las
campañas Haz Tu Voto Volar y Marca Tu Voto AC, los movimientos
Revolución Democrática, Red Liberal e Izquierda Autónoma, además
de parlamentarios oficialistas y opositores.
Hagan ruido
En una encuesta
desarrollada en las redes sociales por la agrupación Chilenos en Buenos Aires, 130 usuarios se
manifestaron a favor de la aprobación de la ley, mientras que apenas
se opusieron 11 personas. A la hora de elegir candidatos, el
economista Marcel Claude (Partido Humanista) lidera ampliamente la
elección virtual con 79 sufragios. Lo escoltan en el podio el
independiente Franco Parisi con 22 votos y Marco Enríquez Ominami
(Partido Progresista) con 17. Las candidatas Michelle Bachelet (Nueva
Mayoría) y Evelyn Matthei, del partido gobernante, obtuvieron 16 y
12 votos respectivamente. El ecologista Alfredo Sfeir, por su parte,
contabilizó 8 electores, la misma cantidad que la registrada por el
voto nulo o en blanco. En total, se registraron 163 electores.
Por
otro lado, Germán Westhpal de Por
el voto chileno en el extranjero
realizó en la web una petición al Presidente de la República de
Chile para que presente al Congreso un proyecto de ley que asegure el
ejercicio del derecho a sufragio chileno desde el exterior “sin
condiciones ni restricciones, tal como se consagra en la
Constitución”. Cerca de 3000 ciudadanos chilenos se pronunciaron a
favor.
Compromiso con Chile
Es
un típico sábado lluvioso en la Ciudad de Buenos Aires. Sobre la
vereda de una esquina ubicada en la intersección de las avenidas
Rivadavia y La Plata, se ven imágenes en blanco y negro en los
televisores del restaurante Plaza del
Carmen. Salvador Allende, Augusto
Pinochet, La Moneda humeante y el mozo que sube el volumen. La
cercanía por el aniversario del golpe militar en Chile convulsionó
también detrás de la cordillera. La
batalla de Chile, de Patricio
Guzmán, en la Televisión Pública.
El formidable 'diálogo de América' que reunió al periodista
Augusto Olivares con Salvador Allende y Fidel Castro. Diarios y
revistas revolviendo en las trágicas páginas del pasado chileno.
Decenas de cuentas de zurdo-burgueses argentinos en Facebook
recordando al jefe de la Unidad
Popular. A pocas cuadras, la Asamblea de Chilenos Exiliados por la Educación de Mercado
debate sobre las vicisitudes políticas de su país en el IMPA, una
emblemática fábrica de trabajo cooperativo recuperada por sus
trabajadores.
Se declaran
exiliados, según justifican, porque ejerce sobre ellos la
imposibilidad de adquirir un derecho, en este caso, su educación
secundaria y universitaria. Es la primera jornada de "La
Educación de Pinochet. Migración y Exilio en Argentina", donde
un grupo de sociólogos, antropólogos, exiliados políticos y
documentalistas se dispone a debatir el documental Al
otro lado de la cordillera, del
director Rodrigo Salinas (InSURgentes).
De la proyección se desprende que
mientras las 16 universidades públicas que hay en Chile son
financiadas en un 13% por parte del Estado, las 54 universidades
gratuitas que hay en el territorio bonaerense terminan convergiendo
en un número significativo de emigrantes, o lo que ellos llaman
“exiliados por la educación”. Hasta ahora se estima que hay
cerca de tres mil estudiantes chilenos, entre Provincia y Ciudad
Autónoma, fundamentalmente en universidades públicas, aunque para
el consulado chileno en Buenos Aires serían, al menos, dos mil
personas más. Las que tienen mayor número son la Universidad de
Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de la Plata.
Por lo que pudo detectar la sede
diplomática, existe una elevada tasa de deserción de los
estudiantes chilenos, que es, además, concomitante con la baja tasa
de graduación que tienen los propios argentinos, especialmente en
universidades públicas que es donde se concentran los chilenos. El
Gobierno busca saber a través de sus embajadas y consulados el
destino de estos estudiantes una vez graduados. Pues resulta que la convalidación de títulos recientemente aprobada es el primer paso
en el engranaje del “compromiso con Chile”, obligando a los
graduados a renunciar vínculos con el país que los instruyó
gratuitamente en el ámbito académico para regresar con el Estado
que alguna vez les fue ausente.
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