jueves, 31 de octubre de 2013

Legislativas en Argentina: espejos y laberintos

[Nota publicada en El Ciudadano, de Chile]

 Luego de las elecciones legislativas del último fin de semana en la República Argentina, donde se celebraron 30 años de democracia ininterrumpida, se abre un complejo panorama: ¿Cómo queda parado el kirchnerismo? Realidades y especulaciones corpo-mediáticas. Cambios en el tablero: fracasos inesperados y nuevos protagonistas. Las alianzas triunfadoras. El contundente voto de la derecha en disputa con el oficialismo, que espera por la recuperación de su jefa Cristina Kirchner. Con escaso porcentaje, histórica elección de la izquierda, que consigue tres bancas en la Cámara baja. La lectura entrelineas del politólogo y sociólogo Atilio Borón(*) y del periodista e historiador Hernán Brienza.(*)
Sergio Massa, el nuevo fenómeno político

     Las proyecciones que arrojaron los distintos guarismos electorales el último domingo en Argentina depararon una dicotomía en la afrenta oficialismo-oposición. Cada partido llevó agua a su propio puerto y se autopropinó la victoria. Si bien el Frente para la Victoria fue el partido más votado a nivel nacional, con un 32%, y mantiene su mayoría en ambas cámaras del Congreso (logró 18 de las 46 bancas que estaban en juego en la Cámara baja y en el Senado provincial controlará la mitad de los escaños), el arco opositor ganó en más territorios de lo esperado, incluyendo resultados muy amplios en Buenos Aires y las otras cuatro provincias más grandes del país. El personaje más destacado de este grupo es el ahora Diputado Nacional por el Frente Renovador, Sergio Massa, un ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner que ahora se erige como uno de los favoritos a disputarle un espacio de poder de cara a las presidenciales del 2015.


    “Hubo una consolidación de la presencia del Frente para la Victoria en las dos cámaras, lo cual les permitirá manejarse con cierta soltura. No quedan exentos de algunas inflexiones momentáneas a la hora de presentar proyectos y legislar. Al mismo tiempo hay un claro crecimiento de un amplio abanico de fuerzas opositoras cuya capacidad de sintetizarse en una sola fórmula es muy problemática”, enfatiza Atilio Borón.


     Por su parte, Hernán Brienza asegura que hay dos resultados: uno es simbólico y el otro político. “El primero es la victoria de Massa en la provincia de Buenos Aires, o la del PRO y el socialismo en Santa Fe, las derrotas en Córdoba y en Mendoza, lo que en su conjunto hace que sea la novedad de las elecciones del domingo. El resultado político, el que a mí me parece, en términos reales, el que marca realmente el pulso de la política en la Argentina, es el 32% obtenido por el Frente para la Victoria que le permite conservar la primera minoría en el Congreso. En el ámbito nacional, la liga de gobernadores que se presentó junto al kirchnerismo el domingo a la noche demostró una contundencia política que no tiene otro espacio político en la Argentina”.


     Esta cuestión dicotómica aparece también en los grandes medios de comunicación, quienes elaboran una retórica en base a las declaraciones de los candidatos. Desde un sector se habla de la persistencia de legitimidad del kirchnerismo y el surgimiento de distintas oposiciones -subestimando el verdadero peso de este conjunto- en el tablero político. Por el otro son más desmesurados: fin de ciclo. Cristina no está y no sabemos si va a volver. Son tiempos de renovación; reproducen.


     “Peligro de gobernabilidad hay en Estados Unidos -argumenta Borón- donde se cerró el gobierno durante casi dos semanas. Acá no hay la menor chance de que vaya a ocurrir algo así. El Gobierno tendrá una mayoría razonable en ambas cámaras del Congreso y va a obtener quórum propio con algún aliado cercano, salvo que se produzca un súbito deterioro del cuadro económico, aunque sería inesperado”, considera.

     No es la primera vez que los medios hegemónicos como La Nación, Clarín y sus tentáculos mediáticos auguran un fin de ciclo, una gobernabilidad inestable y la crispación de la sociedad hacia un régimen despótico. Sucedió en las legislativas del 2009, cuando el mismo Néstor Kirchner era derrotado por su principal opositor, Francisco de Narváez -quien curiosamente fue uno de los grandes perdedores de los últimos comicios-. Esa referencia, en contextos sumamente disímiles, resulta análoga de lo acontecido el domingo.



     Por entonces fue cuestión de tiempo que Cristina obtuviera su reelección con casi un 54% de los votos, el caudal más amplio para un Presidente desde el regreso a la democracia en 1983. Para saber si se repetirá el mismo fenómeno restará resolver dos incógnitas. Ante la imposibilidad de la re-reelección de la Presidente -se requiere una reforma constitucional, idea que asusta a todo el arco opositor- y la carencia, dentro de su frente, de un candidato que inspire cierta idoneidad y liderazgo, la clave será ungir una alternativa de sucesión presidencial. Por ahora se habla del Gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli, quien ya había manifestado públicamente sus deseos de postularse en el 2015, declaraciones que no fueron bien recibidas dentro de su gabinete. Pero cualquier visión o lectura al respecto es prematura. Por otra parte, Sergio Massa va a tener que demostrar su gestión en la cancha y defender la representación que le fue asignada con un 43% del electorado bonaerense, para no seguir los mismos pasos que De Narváez en la carrera hacia 2015.


     Borón estima que “de alguna manera, al kirchnerismo se le abre una cierta expectativa. Si logra resolver el tema de la sucesión puede tener chances de competir con ciertas probabilidades de éxito para las próximas elecciones”.


     Pese a algunas caras afligidas vistas en el búnker del kirchnerismo y un sinceramiento del vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, el oficialismo no ejerce una autocrítica pública. Es lógico: puertas adentro, la historia debe ser otra. Más que nunca deberán poner los pies sobre la tierra y hacerse cargo de la derrota sufrida en varios frentes importantes. Actualizar políticas, e incluso gabinete, podría ser auspicioso. Mejorar medidas que hayan sido exitosas. Incorporar nuevas herramientas para la medición de la inflación, por ejemplo, con el fin de determinar la verdadera influencia en el salario de los trabajadores con respecto a la canasta básica; o cuántos pobres e indigentes ocultados hay en nuestro país. Revisar su gestión, su acción política y sus desaciertos, para seguir en la misma dirección y construir un modelo de manera genuina y que no peligre.


    Según Brienza, el Gobierno no ejerce una autocrítica pública básicamente porque no son reflexiones propias de la dirigencia política: “Yo creo que se revisan algunas cuestiones y se escuchan los mensajes que envían las urnas. No lo hacen público porque no es una costumbre hacer autocrítica en público desde los sectores políticos. Si uno tendría que analizar cuáles son las autocríticas que hizo la oposición en los últimos diez años verá que no se hizo ninguna. Sí creo que, en función de accionar políticamente, cada uno hace su lectura de lo que dicen las urnas”.




Histórica elección del FIT. Altamira, out del Senado
     En otra escala, la elección del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, el conglomerado de trotskistas que propone que un diputado gane lo mismo que un obrero calificado, se encuadra dentro de un marco histórico ya que obtiene, por primera vez desde el retorno al sistema democrático, un lugar en el Congreso. “El Frente de Izquierda hizo una muy buena elección. Creo que en Capital les favoreció el hecho de que no hubiera a mano otra alternativa electoral de izquierda. Las que había estaban asociadas al FpV, pagaron un precio muy caro por eso. Me parece que aprovecharon un espacio vacío y conformaron una buena estrategia. Fueron muy inteligentes en ir hacia esa dirección”, analiza el sociólogo marxista.


UNEN celebra con Pino y Carrió a la cabeza

     
El PRO de Mauricio Macri fue el más votado en CABA
     En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el PRO de Mauricio Macri, con Gabriela Michetti a la cabeza, y UNEN, la alianza que integran Elisa Carrió y Pino Solanas, lograron captar el voto antikirchnerista, lo que llena el escenario de nuevas figuras y candidatos resucitados. Quedan dos años más para salir del terreno de las especulaciones y ver qué decisiones toma el kirchnerismo respecto a su destino. Depende de ellos mantener la legitimidad que le dan las urnas y la advocación de la militancia. Para rectificar caminos y que continuemos hablando de un modelo de Estado presente, para pensar en el futuro.





A celebrar: declaran constitucional la ley de medios en Argentina

     Tras más de cuatro años, la Corte Suprema de Justicia puso fin a la controversia judicial sobre la constitucionalidad de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aprobada en 2009 por el Congreso y frenada parcialmente por las medidas cautelares del Grupo Clarín. El Máximo Tribunal declaró constitucionales los cuatro artículos cuestionados por el multimedios: 41, 45, 48 y 161, vinculados con la multiplicidad de licencias, su transferibilidad y los plazos de adecuación a la ley de medios.


     Clarín, que era el único grupo que no se había adecuado a la norma, tendrá que desprenderse de varias señales de contenido audiovisual, dejar la TV por cable e Internet en 134 ciudades y deberá optar entre Canal 13 y Cablevisión -ambos le pertenecen- en la ciudad de Buenos Aires.


     En el fallo mayoritario, los magistrados consideraron que "no se encuentra afectado el derecho a la libertad de expresión del Grupo Clarín" y que las "restricciones de orden estrictamente patrimonial" que establece la norma "no son desproporcionadas frente al peso institucional que poseen los objetivos de la ley". Afirman que la ley "regula el mercado de medios de comunicación sin efectuar distinción alguna respecto a los sujetos alcanzados por sus disposiciones", es decir, que no apunta a perjudicar a un grupo o medio en particular, sino que regula a todo el mercado audiovisual.



     Brienza celebra el fallo y remarca su importancia: “Después de cuatro años, esto pone en juego la posibilidad de que la comunicación en la Argentina sea más democrática, más plural, y que la sociedad argentina no quede rehén de unos pocos cañones comunicacionales. Creo que es una buena noticia para nuestro país”.

Desde Buenos Aires
Por Matías De Rose
(*)Atilio Borón: Célebre autor de varios libros de ciencia social y filosofía con orientación marxista y con una apuesta política clara de compromiso con el socialismo para América Latina. Doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Harvard.


(*)Hernán Brienza: Escritor. Egresado en Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires. En septiembre entrevistó a Cristina Fernández de Kirchner en su residencia de Olivos. La Presidente, vía Twitter, le recomendó a Hugo Chávez la lectura de su libro El loco Dorrego (2007), y tiempo después el venezolano leyó algunos capítulos en actos partidarios en su país.

domingo, 27 de octubre de 2013

Juan 'Sativo', de Tiro de Gracia: marihuana y ley 20.000

Por Matías De Rose
[Nota publicada en el diario El Ciudadano, de Chile]


     
     A mediados de este año, el caso del productor musical Manuel Lagos reinstaló en los medios de comunicación chilenos el debate por las complejidades de la ley 20.000 sobre estupefacientes, y las políticas por la tenencia y el consumo de marihuana. La polémica figura de su detención preventiva -una falsa acusación por liderar un presunto centro de distribución de drogas- sirvió como símbolo para que una buena parte de la ciudadanía y del mundo del espectáculo se movilizara para exigir la modificación de la controvertida normativa actual. Una de esas voces es la de Juan ‘Sativo’, vocalista de Tiro de Gracia, el mismo que hace un par de décadas bajó su melaza del sagrario para que el tabú se vuelva humo.
     “Pienso que es necesario vincular y orientar correctamente al público en general con las políticas de drogas. La ley debe ser modificada de acuerdo al sistema de salud”, argumenta el célebre MC, en referencia al tratamiento que está ganando lugar en la agenda mediática y la opinión pública. “Existe mucha desinformación -redobla-: en el texto de la ley 20.000 dice claramente que la marihuana es un puente a otras drogas como la pasta base o la cocaína”.
     No es la única contradicción que muestra este reglamento. El consumo de marihuana en Chile no está penado por ley, pero sí lo están el cultivo, la compra y el tráfico. Se pueden comprar semillas, pero no se puede cultivar la planta, aunque sí fumar. Como resultado de estas interpretaciones, en el año 2012 se informaron 85.023 detenciones por infracciones a esta ley: 63,8% por porte (54.244 Personas) y 13.8% por consumo (11.773 Personas).
     Como si con estas cifras fuera suficiente, la ley 20.000 tampoco especifica cantidades para distinguir la legítima posesión para el consumo personal y “próximo en el tiempo” y la figura penal del micro-tráfico. Del mismo modo que la ley no especifica cantidades, la Fiscalía tampoco dispone de criterios públicos que transparenten su disposición a formalizar esta figura penal.

Todos somos Manuel Lagos
     “Para mí, el caso de Manuel significó un seguimiento que se les hizo a algunos rostros juveniles de la televisión chilena; una muestra más de por qué es necesario poner sobre el tapete esta discusión. En una carta abierta al público, Manuel escribió una frase que me llamó mucho la atención. Dice: ‘Ahí estaré pensando en todos ustedes, en que estoy y estaremos vivos; en que no somos tontos y ya no somos ignorantes. Sólo estamos indefensos’”.
     Juan ‘Sativo’ confiesa ser apuntado con el dedo constantemente. Acostumbrado a sembrar una defensa artística por el consumo y auto-cultivo de marihuana, siente que no existe el respeto hacia otras políticas. “Quizá nunca me mostré reacio al tema, sino más bien cercano. Eso me ayudó a no tomar otro camino más duro. El alcohol también debería penalizarse y la justicia en Chile debería ser más rígida y atacar más los puntos neurálgicos de distribución de drogas, a diferencia de reprimir a un consumidor casual. Y más si esta persona es un valor y un aporte dentro de su trabajo y dentro de la sociedad”, refiere sobre el hermano del conductor televisivo Sergio Lagos.
   Como sucede en el vasto territorio latinoamericano desde la anunciada guerra contra las drogas orquestada desde Washington, las normativas para combatir el narcotráfico no han hecho más que ampararlo, fomentarlo y reproducirlo, en perjuicio de los simples consumidores. Chile está hoy discutiendo su constitución, su conducta cívica y sus normas. De la ya remota lucha de clases sociales a la actual batalla cultural por las libertades individuales. Para que ya nadie se sienta indefenso. Y para que ya nadie sea Manuel Lagos.




martes, 15 de octubre de 2013

La última hora de Allende

Artículo publicado en el diario El Ciudadano, de Chile.


“Le gusta la buena vida. Varias veces ha dicho que no tiene pasta de apóstol ni condiciones para mártir. Pero también ha dicho que vale la pena morir por todo aquello sin lo cual no vale la pena vivir”. “Allende”, por Eduardo Galeano (Memorias del fuego III).
         
           En la mañana gris de ese martes 11 de septiembre, el Palacio de la Moneda, cubierto por enormes columnas de humo negro, es defendido por leales al gobierno de la Unidad Popular: unos cuarenta hombres, entre ministros, amigos y guardia privada del Presidente. Pese a las lloviznas, las llamas no ceden ante los constantes bombardeos de los Hawker Hunter que arremeten sobre el palacio. El general Augusto Pinochet, el almirante José Toribio Merino y el general de aviación Gustavo Leigh, sumado el jefe de la policía César Mendoza, difunden desde otro punto de Santiago la primera proclama del golpe a través de las radiodifusoras. Le exigen al Presidente que se rinda. En la planta alta, Salvador Allende permanece sereno y determinado en su despacho del Salón Independencia.
-”¡El Presidente no se rinde!”, les rebate Allende a los golpistas, haciendo de su voluntad una fatalidad. Esa determinación es el resumen de su vida política y de su tragedia.
          La escena, suministrada de la realidad con minuciosa verosimilitud, es la primera de Allende, la muerte de un presidente, el unipersonal escrito por el argentino Rodolfo Quebleen. La obra se estrenó en el 2006, en los teatros de Nueva York. Dos años más tarde se trasladaron a la República Bolivariana de Venezuela, donde realizaron más de 200 funciones en varias ciudades del país. El día del estreno, en Caracas, estuvo presente el entonces Presidente Hugo Chávez. Al finalizar la función, el bolivariano subió al escenario y se identificó con Allende: “Mi destino es mi pasado”, dijo, citando una frase del guión. En los últimos dos meses, la obra, interpretada ahora por Jorge Booth, permanece en la cartelera del Teatro La Máscara, de Buenos Aires.
             Allende, la muerte de un presidente refleja la última hora de vida del mandatario chileno, aturdido, traicionado y sin poder político. Apenas un escritorio en escena. Sobre su superficie reposan algunos libros, un velador y dos teléfonos; en un extremo del cuarto hay un tablero de ajedrez, en el otro un asta con la bandera de Chile. Se ve un Salvador Allende particularmente solo y decepcionado. Comprende que aquel golpe tan anunciado explotó finalmente para evitar que pudiera concretar su proyecto de convocar a un plebiscito, en un intento por ratificar la soberanía de la Unidad Popular al frente del Gobierno elegido democráticamente. Se arrepiente por haber creído que las condiciones de lo que pretendía ser una “vía chilena” permitían una evolución pacífica hacia el socialismo dentro de la legalidad burguesa.
              Para escribir este monólogo, Quebleen desarrolló una intensa investigación de arte antropomórfico. Busca, en este texto, establecer qué pensó y cómo actuó el mandatario en esa hora final, acorralado en una Moneda que se hacía cenizas. Utiliza anécdotas y pasajes reales de la vida del Presidente, basándose en grabaciones, testimonios de sobrevivientes y en el propio archivo de la CIA que Bill Clinton mandó desclasificar. El autor, que empezó su carrera como periodista en los años ‘60, tuvo la oportunidad de reportear a Salvador Allende en Estados Unidos, mientras cubría un congreso de las Naciones Unidas para el periódico ABC, de Madrid.
             “Salvador Allende estaba más allá de los partidos y las doctrinas políticas”, considera el dramaturgo rosarino. Y estima que “participó en el juego porque es el medio para lograr el poder necesario para desarrollar proyectos propios o compartidos con los cuales estaba identificado”.
            Cree que Allende tenía buena muñeca para la política, pero que la ejercitaba sólo para retornar al pueblo lo que le correspondía. También piensa que tomaba decisiones apresuradas y que eso lo enfrenta con su imagen de buen estadista. Divide al terreno de la política -y a sus interlocutores- en dos: “aquella y aquellos que practican la política sólo como tal y quienes lo hacen en función del pueblo, de la defensa de su autodeterminación, de su bienestar y dignidad, y trabajan por su redención cuando es necesario”.
            La historia de un país no se puede traicionar con cobardías. Ninguno de los que asaltó la casa de gobierno llegó al poder con el coraje de Jose Miguel Balmaceda, por ejemplo, y Allende, identificado con él, lo reivindica con su propia muerte. “En mi caso -continúa Quebleen- más allá de una ideología, está mi identificación con el proyecto de Allende. Su muerte me impactó y fue como un fantasma que me persiguió, sin saber que en realidad era un duende que peregrinaba, tratando de sobrevivir a la muerte. Paradójicamente, su muerte es muy importante para América Latina. Podríamos decir: gracias por morir en La Moneda. Porque en el instante mismo que sacaban tu cuerpo los bomberos, renacías para alimentar esperanzas”.

Un final a medias
          Booth es un actor de experiencia en el teatro, el cine y la televisión argentina. Pero está visiblemente compenetrado con el ex Presidente chileno, cuya figura, admite, le apasiona. Minutos después de la función, sale a la antesala del Teatro La Máscara -que está ubicado entre las calles Chile e Independencia- con una polera con la cara de Salvador Allende. Saluda a un grupo de diez o doce personas que aguardaban hasta el final para felicitarlo y comentarle sobre su parecido físico al emblemático líder de la UP.
          “Es una responsabilidad muy grande encarnar un personaje así”, se sincera. “Es pesado, uno siempre se pregunta si estará a la altura de las circunstancias. Hasta ahora, por las críticas y por la emoción que se ve en el público, supongo que estaremos haciendo las cosas bien. Realmente lo hago con muchísimo amor”, observa el actor, encargado de interpretar uno de los momentos más trágicos de la historia política sudamericana.
          “Leí libros y vi documentales sobre Allende. Hasta estuve en Chile: recorrí el museo de la memoria, donde todavía están sus anteojos partidos por la mitad y algunas de sus fotografías. Estuve empapándome del clima de Santiago. Pasé por la fundación Salvador Allende, donde me entregaron una carta en apoyo al proyecto. Quedé encantado con Chile y con este personaje maravilloso”.
          A lo largo de la alocución, el personaje se va metiendo en temas personales: sus amores e ideales, la bronca, la traición. Las luces de la sala ocupan también un papel comunicativo, dotando al auditorio de claroscuros que van generando tensión entre las propias butacas.
          “Es una figura enorme. Debería ser mucho más reconocida en Chile. Dio su vida para defender sus ideales y eso no lo hacen muchos. Cuando las papas quemaron, escaparon muchos líderes políticos. Pero Allende, no. Más allá de que alguien pueda estar de acuerdo o no con sus ideas políticas, no se puede dejar de reconocer que era un tipo honesto, derecho y que murió con las botas puestas. Sus ideas hasta el final. No dio el brazo a torcer”.
          En cuanto al final de la obra, preferimos dejar con dudas al lector, así como el elenco y este cronista las tiene respecto al final del propio Allende. Un final a medias. Porque aprendimos que la historia la hace el pueblo. Allende tiene esperanzas en Chile y en su destino. En el hombre libre, que dice: “yo no renuncio”, y paga con su vida la lealtad.
Por Matías De Rose