Mano a mano con el nieto del ex mandatario chileno
Pablo Sepúlveda Allende: "En Chile existe una invisibilización hacia todo lo que fue el proceso de la Unidad Popular"
Por Matías De Rose
Desde Santiago
Ilustraciones de Nicolás Canobra
Pablo Sepúlveda es hijo de Carmen Paz Allende (la segunda de las tres hijas de Salvador y Hortensia Bussi) y Héctor Sepúlveda. Nació en México (septiembre del '76), producto del exilio de su familia, y se formó en La Habana, Cuba, donde primero estudió fisioterapia y después derivó a medicina, como su abuelo "Chicho". Luego regresó a Chile, donde ejerció en un centro médico público de la ciudad de Coquimbo, al norte del país.
Actualmente trabaja y vive desde hace seis años en Caracas, Venezuela. Pablo es también el nieto que más se parece políticamente a Salvador, y en consecuencia un firme defensor del proyecto socialista en Latinoamérica. Reflexiona sobre las debilidades de la "vía chilena" al socialismo pero las identifica como enseñanzas para los procesos revolucionarios actuales.
-¿Cómo creés que se recuerda a Salvador Allende en Chile?
"Creo que a Salvador Allende se lo sigue recordando con mucho cariño y admiración. Su imagen no ha parado de renacer y crecer desde su muerte. Sus ideales, su trayectoria política, su ejemplo y su conducta siguen inspirando a las nuevas generaciones y eso se pudo observar en las recientes luchas estudiantiles y demás luchas populares, donde la figura de Salvador Allende se levantó nuevamente como un referente ético e ideológico.
Creo que su principal legado político fue haber sido un precursor en la posibilidad de realizar la revolución socialista de forma pacífica, ampliando la democracia formal y representativa hacia una democracia económica y radical. Por otro lado también está su consecuencia política, su conducta coherente ante toda circunstancia, su sensibilidad humana y su compromiso con las clases sociales más humildes".
-¿Existe un mecanismo de invisibilización de cierta parte de la ciudadanía o los ámbitos oficiales?
"En Chile existe una invisibilización hacia todo lo que fue el proceso del Gobierno de la Unidad Popular. Es, tal vez, uno de los temas más ignorados en los medios de comunicación y en los ámbitos oficiales. Se habla mucho más sobre el golpe de Estado y las atrocidades la dictadura pinochetista que sobre la experiencia de la Unidad Popular como proceso en la construcción de una nueva sociedad más justa, siendo que en esta experiencia hay grandes enseñanzas y lecciones históricas que es necesario estudiar sobre todo en este tiempo latinoamericano, donde hay cada vez más gobiernos que buscan la transformación de las estructuras económicas y sociales del modelo capitalista".
Considero que también hay desde los ámbitos oficiales, y específicamente desde las cúpulas del actual Partido Socialista de Chile, una distorsión de la figura de Salvador Allende en el sentido que se le ha tratado de vaciarlo de su contenido más radical y revolucionario, dejando solo una imagen de un socialdemócrata más que de un político profundamente revolucionario que luchó a lo largo de toda su vida y hasta el último momento por la construcción de una sociedad más justa".
-Creciste en un entorno en donde debatir la política era parte de lo cotidiano. ¿Qué recuerdos tenés de esas reflexiones? ¿Qué anécdotas te contaban tu madre o tu abuela en relación al día del golpe de Estado?
"Recuerdo la lucha contra la dictadura militar, sobre la atrocidades que cometía el terrorismo de Estado que se ejercía sobre el pueblo chileno, y las formas que se buscaban para difundir sobre las sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
Las anécdotas que se relataban sobre Salvador Allende eran generales, sobre todo referentes a su sentido del humor, lo bromista que era con sus amigos, sobre sus gustos personales, su profunda sensibilidad social y su infatigable capacidad de trabajo.
Específicamente sobre el 11 de septiembre mi abuela "Tencha" siempre contaba cómo vivió ese trágico día en la Residencia Presidencial de Tomás Moro, la cual fue bombardeada por el mismo tipo de aviones que bombardearon el Palacio de la Moneda; ella contaba cómo tuvo que salir 'gateando' entre las bombas y el humo".
-¿Ves similitudes entre la Revolución Bolivariana y el proceso iniciado por la Unidad Popular?
"Sí, considero que hay grandes similitudes de fondo, más allá de los diferentes contextos y momentos históricos. La Unidad Popular fue el primer proceso que planteó la transformación de las bases estructurales de la economía capitalista por medios no violentos, realizando los cambios necesarios dentro del marco legal de una institucionalidad burguesa. La Revolución Bolivariana que impulsa el Comandante Hugo Chávez retoma el camino de esa transformación de la sociedad por mismos cauces legales y democráticos pero también aprendiendo mucho de las debilidades que tuvo la 'vía chilena al socialismo', sobre todo en lo que refiere a la necesaria defensa del proceso revolucionario. Recordemos las palabras que varias veces dijo el Comandante Hugo Chávez: “Esta es una revolución pacífica pero no desarmada”. También el hecho de que la primera gran medida que tomó la Revolución Bolivariana fue llamar a un proceso constituyente para cambiar el marco constitucional y legal heredado, que limitaría el normal desarrollo de los cambios necesarios. En Chile, esa legalidad heredada también dificultó el pleno desarrollo del proceso de cambios".
-¿Y en los mecanismos destituyentes o golpistas entre una época y la otra?
"Claramente también hay muchas semejanzas en las estrategias contrarrevolucionarias que han tratado de derrocar al Proceso Bolivariano con lo que pasó en Chile. Principalmente los golpes de Estado de tipo militar con distinto desenlace, debido a que las Fuerzas Armadas en Venezuela tienen mucha mayor conciencia de clase, identificadas históricamente con las clases sociales populares. No así en Chile, donde las Fuerzas Armadas históricamente han servido a las castas políticas dominantes.
Otra estrategia desestabilizadora que se ha repetido ha sido la guerra económica, con bloqueo económico financiero y comercial, con una escasez provocada a través del acaparamiento de productos, la especulación de precios, sabotaje a la producción y distribución, etc".
-¿Cómo ves el proceso de integración regional actual?
"Creo que estos procesos de integración y cooperación Sur-Sur que se han ido consolidando a través del ALBA, UNASUR, MercoSur y CELAC son de vital importancia tanto para sentar las bases de unión y complementariedad, más allá de la diferencias en las tendencias políticas, como para constituirnos como un polo geoestratégico a nivel global. De esta manera se contribuye a la construcción de un mundo multicéntrico y multipolar, cuestión necesaria para una mayor convivencia pacífica basada en el respeto entre las naciones".
¿Cómo ves a la izquierda chilena actual y qué opinás sobre los procesos sociales que se intensificaron a partir del movimiento estudiantil?
"Me parece que en Chile se llevan adelante muchas luchas importantes y emblemáticas, como la del pueblo Mapuche, la del movimiento estudiantil y otras luchas y construcciones a niveles locales, como en Freirina y Caimanes, entre otras. A pesar de sus grandes dolores y también sus logros y avances, son movimientos y luchas que se mantienen aún bastante dispersos, y me parece que hay que ir buscando convergencia hacia unos objetivos que respondan a las grandes y pequeñas demandas de la sociedad chilena, las cuales están aflorando cada vez con más fuerza y claridad.
Creo que uno de los grandes logros, sobre todo del movimiento estudiantil, fue a un nivel más profundo al lograr cuestionar el núcleo ideológico y cultural del modelo neoliberal, en el cual el sentido del lucro es parte fundamental de la hegemonía cultural del neoliberalismo. Al lograr deslegitimar el lucro tanto en la educación como en muchos otros ámbitos de las relaciones sociales y económicas se empieza a identificar con más claridad quiénes y de qué formas nos han dominado históricamente, lo cual es fundamental para ir afinando la puntería en las luchas que se vienen".