domingo, 7 de noviembre de 2010

Estertor de la democracia setentista: vacío de poder post Perón

     El 1 de julio de 1974, murió Juan Domingo Perón a los 74 años convirtiéndose en el primer presidente fallecido en actividad y originándose así un vacío de poder representado en su esposa y vicepresidente: María Estela Martínez de Perón, quien sería la primera mujer al mando de una república americana.
     El tercer mandato de Perón (1973-1974) transcurrió en medio de hechos de violencia cada vez más sangrientos, tanto de Izquierda como de Derecha, que aumentaron considerablemente luego de su muerte. Además, el Pacto Social -un plan económico diseñado por Perón dirigido a los empresarios y trabajadores- comenzó a resquebrajarse, ya que los precios máximos eran permanentemente violados por los empresarios y el desabastecimiento crecía día a día, con lo cual los trabajadores perdían el valor adquisitivo de sus salarios.
    “Luego de la muerte de Perón aparece una Derecha dura y fascista encarnada por el ministro de Bienestar Social, José López Rega, muy cercano al círculo íntimo del Presidente”, explicó el historiador Germán Ibáñez en un seminario de Historia argentina.
Foto: Archivo.
     Además, Ibáñez recordó: “Aquella que aparecía como la Izquierda del peronismo eran organizaciones irregulares de militantes, en cambio, la Derecha de López Rega contaba con la complicidad del Estado y el apoyo político de las Fuerzas Armadas.”

     Para colmo, junto con la muerte de Perón, se cerraban los mercados europeos para las carnes argentinas y los precios de los productos primarios experimentaban un marcado descenso. Estas circunstancias motorizaban los embates de la burguesía agraria contra la conducción económica, que continuaba manteniendo un dólar subvaluado. Por lo demás, la Ley Agraria -aunque seguía sin sancionarse- era una amenaza latente.
     La sensación de vacío político era proporcional al tamaño de la figura desaparecida. “Isabel”, la heredera efectiva del legado dejado simbólicamente al pueblo, no estaba a la altura de las circunstancias y sólo tenía de Perón su apellido. Los empresarios percibieron que, muerto Perón, el Pacto Social no tenía razón de ser y no quisieron firmarlo nuevamente.
     En  octubre de 1974 Montoneros (una organización guerrillera del ala Izquierda del peronismo) intentó tomar el Regimiento número 21 de Infantería de Formosa, pero el ataque fue resistido por los conscriptos. Horas después, el gobierno de “Isabel” designó Comandante en Jefe del Ejército al director del Colegio Militar, Jorge Rafael Videla -quien sería posteriormente presidente de facto-, y firmó un decreto que autorizó a las Fuerzas Armadas el cuidado del orden interno y la represión en todo el país contra el accionar de la subversión.
Foto: Archivo.

     “Lo que hizo el golpe de Estado fue justificar la interrupción de un gobierno democrático, en función del objetivo manifiesto de destruir a la subversión”, aseveró el historiador.
     Como en 1955, las Fuerzas Armadas, la oligarquía terrateniente y los empresarios se unirían para derrocar al peronismo: el 24 de marzo de 1976, un golpe militar derrocó a la Presidente de la Nación. Fue detenida, incomunicada y enviada a Neuquén durante cuatro años.


     Fuentes:

-La patria sublevada: Una historia de la Argentina peronista; de Alfredo Silleta.
-Las presidencias peronistas: Cámpora, Perón, Isabel; de Horacio Maceyra.
-Los últimos treinta años de la historia argentina; de Pablo Alabarces.
- Fragmentos escritos por el historiador Felipe Pigna en “Mitos argentinos”, publicado en el diario Clarín en 2007.

Por Matías De Rose.